Hormigas. El estado hormiguesco.

Las hormigas son los insectos sociales y presentan una sociedad increíblemente desarrollada. El nido de las hormigas contiene varias castas, de las cuales cada tiene su función. El cabeza de la familia es la reina. La reina siempre está dentro del nido y no sale nunca al exterior. Por regla general sólo hay una en cada estado. Al igual que la reina de un estado de abejas, ella es la única hembra completamente desarrollada, capaz de poner huevos y, por lo tanto, el auténtico ser importante en toda la sociedad. La gran masa de las hormigas de una colonia está compuesta por hembras infecundas con órganos sexuales atrofiados, las llamadas obreras. Su misión consiste en llevar los negocios de toda la familia. Atienden a la reina, cuidan de la prole, construyen la vivienda y la mantienen, acarrean alimentos, defienden la colonia y tienen otras muchas cosas que hacer.
No sólo los animales sexuados tienen el aspecto distinto al de las obreras, también estas pueden adoptar diversos tipos de formas dentro del mismo pueblo. En el caso más simple son de tamaños distintos, y las cosas están organizadas de tal modo, por regla general, que las más pequeñas trabajan dentro del nido y las más grandes están destinadas para el servicio exterior. Pero hay también especies en las que aparecen obreras con cabezas gigantescas, mandíbulas poderosas y fuertes músculos masticatorios. Son llamados soldados.
Pero no siempre están animadas de espíritu bélico. Su misión puede consistir en desmenuzar y preparar, de un modo completamente pacífico y dentro de la vivienda, alimentos caracterizados por su dureza especial, como los granos de las semillas. En algunas otras especies que anidan en los troncos de los árboles la cabeza de algunos individuos está configurada de tal modo, que encaja perfectamente en los huecos que sirven de entrada al nido, que así se mantienen cerrados por las “porteras”. Sólo se abren durante muy poco tiempo para dar entradas a los miembros de la colonia que llaman a sus puertas.
Los machos surgen únicamente en una determinada época del año y solo de huevos no fecundados. Cuando la reina se encuentra poniendo, puede elegir entre fecundar los huevos con la reserva de espermatozoos que lleva en su receptáculo seminal, con lo que engendrará animales del género femenino (obreras o reinas) o puede dejarlos sin fecundar, y de esos huevos saldrán machos. Se trata de un procedimiento especial de determinar el sexo, conocido también por las abejas.
Las hormigas obreras carecen siempre de alas. Forman un ejército de tierra, y lo que pierden un tiempo con respecto a las aladas obreras de la abajas tratan de recuperarlo con su laboriosidad. Los animales sexuados, por lo contrario, los machos y-sólo al comienzo de su existencia adulta-también las reinas, poseen alas. Es un espectáculo el que nos ofrecen sus vuelos nupciales, cuando los contemplamos en un caluroso día de verano. Durante el vuelo nupcial se produce el apareamiento de las reinas, varias veces seguidas por regla general, ya que la provisión de células germinales de que hacen acopio en esa oportunidad en sus espermatecas ha de alcanzar para toda la vida. Y sus vidas pueden durar más de veinte años.
Las reinas fecundadas tratarán de fundar nuevas colonias. Sólo algunas pocas lo lograrán. Una vez que han regresado al suelo, se esfuerzan ante todo por desprenderse de sus alas, que carecen de sentido para su vida interior. La reina excava después una pequeña cueva en la tierra, tapona desde dentro el hueco de entrada y se pasa los siguientes meses en esa cárcel. Pone un montón de huevos de los que saldrán las primeras larvas. Cuando estas se han convertido en pupas, se encargará de criar otras. La reina sólo tendrá durante su vida la misión de poner huevos.